Recién llegados el dia anterior, comenzamos la caminata hasta el refugio Altavista a las tres de la tarde, después de una comida típica canaria con patatas arrugadas ... A pesar del sofocante calor llegamos en dos horas y media. El mal de altura solo se cebó con uno de los nuestros que subió al límite de sus fuerzas. Tras un descanso fuimos a visitar la Cueva de Hielo, donde en invierno se forman estalactitas y carámbanos de hielo. Cenamos los bocadillos que trajimos y a las 22 horas se apagaron las luces. A las 5:00 se empezó a levantar la gente. A las 5:30 estabamos de camino a la cima. En hora y cuarenta la alcanzamos. Las fumarolas desprendían intenso calor, contrastando con los pocos grados a esa hora y altitud. El sol tardó en despuntar debido al bochorno, y las demás islas Canarias, en otras ocasiones visibles a poca distancia no se pudieron distinguir.
La bajada fué rápida. En el refugio nos cambiamos de ropa y comenzamos una vertiginosa carrera hacia la Montaña Blanca. En poco tiempo llegamos al parking y regresamos a Los Gigantes donde nos aguardaba una inmersión por la tarde.
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