Chamonix es la meca de los deportes de aventura por excelencia. Intentamos coronar la montaña más alta de Europa occidental, el Mont Blanc (4810 mts), pero nos quedamos en el refugio de Goûter a 3817 mts. Tomamos un tren cremallera en Le Fayet-St Gervais, pero en vez de dejarnos en Nid d´Aigle a 2386 mts, nos pararon en la estación anterior de Mont Lachat (2113 mts) por obras de contención en la via, total 50 minutos extra de pateo. Con nuestros mochilones de casi 20 kgs pasamos por el refugio "des Rognes" sin guarda, el refugio de Tête Rousse donde deberíamos de haber pernoctado y finalmente tras una ascensión interminable (pasando por "la bolera" donde no cesa de caer piedras) por una arista vertical, con tramos aéreos y muy expuestos con cables-pasamanos, llegamos exhaustos y al límite de nuestras fuerzas en más de 7 horas al refugio de Goûter, con un desnivel positivo de 1700 mts. Tras la cena el parte meteorológico frustró todas las expectativas de ascensión a la cumbre al dia siguiente. Cayó la gran nevada durante la noche y la tormenta seguía. El dilema era si quedarnos en el refugio ó intentar bajar. Meditándolo bien, optamos por descender, los 4 encordados y siguiendo el rastro de otros alpinistas pués la visibilidada era nula. En 5 horas y media llegamos a la estación de Mont Lachat. El tren no tardó en trasladarnos a Le Fayet. Allí otro tren nos devolvió al albergue juvenil de "les Pelerins".
Al dia siguiente nos centramos en las excursiones de l´Aiguille du Midi en teleférico por la mañana, donde además del Mt Blanc y le Dôme du Goûter pudimos maravillarnos con Les Jorasses y la Dent du Géant entre otros picos de los Alpes. Por la tarde tomamos otro tren cremallera a Montenvers-Mer de Glace, el mayor glaciar de Francia y uno de los más grandes de Europa, visitando su cueva helada tallada en las entrañas del glaciar.
El último dia lo dedicamos a la Via Ferrata de Curalla en el Plateau d´Assy (St Gervais). Las vistas sobre la cordillera de los Alpes era impresionante. Un puente tibetano y un paso de mono hicieron las delicias de todos nosotros en esta concurrida ferrata donde los parapentes pasaban junto a nosotros. Acabamos el dia con una típica comida de esta comarca, Saboya. Por la tarde pusimos rumbo al aeropuerto de Ginebra y al dia siguiente tempranito tomamos el avión de regreso. Se nos quedó un buen sabor de boca y seguro que volveremos a Chamonix para repetir estos y otros deportes de aventura.
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